miércoles, 30 de enero de 2013

Calderas de Gas


CALDERAS DE GAS

               


Sencillas, prácticas, manejables. Acérquese a conocer las calderas individuales para calefacción y agua caliente.

Las calderas de gas para uso individual son un producto destinado a las instalaciones domésticas de calefacción y agua caliente sanitaria (ACS).

Su funcionamiento es sencillo: las calderas queman el gas y aportan el calor así generado al agua que circula por su interior, la cual se distribuye a los radiadores para calefacción o como agua caliente para uso sanitario.


Son calderas murales que incorporan todos los elementos necesarios para su funcionamiento y que suelen clasificarse, según el servicio ofrecido, en:
                 
Calderas de calefacción.
Calderas mixtas, de calefacción y producción instantánea de ACS (las más utilizadas). Este último servicio tiene siempre prioridad sobre el de calefacción, de forma que dedican toda su potencia para la preparación del agua caliente.
Calderas mixtas, de calefacción y producción de ACS por acumulación. Tienen la misma aplicación que las anteriores, pero al disponer de un depósito de agua caliente permiten una mayor simultaneidad en la utilización de este servicio.
Estos equipos son compactos para facilitar su instalación en el interior de las viviendas e incorporan los aparatos de seguridad y regulación, la bomba de circulación, el vaso de expansión y, en algunos casos, un pequeño depósito acumulador de ACS.

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// Ventajas

Gama de producto amplia, en marcas y modelos, que facilita la elección.
Independencia de uso y consumo de energía, en relación con las instalaciones centrales.
Posibilidad de adaptación a distintos tipos de gases combustibles, fundamentalmente gas natural y propano.
Sencillez de mantenimiento
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// Limitaciones

Con calderas mixtas que producen instantáneamente el ACS, en general sólo es posible utilizar un punto de consumo de agua caliente, ya que al usar más grifos el caudal disponible se reparte entre ellos.
En viviendas de nueva construcción e instalación interior, precisan chimeneas para la evacuación de los gases de combustión, que restan superficie útil y que deben tenerse en cuenta al diseñar el edificio.
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// Tipos

Además del tipo de servicio, hay una clasificación basada en la naturaleza del circuito de combustión. Según este criterio, se distinguen tres tipos de calderas:


               
Caldera abierta de tiro natural (atmosférica)


Toma el aire necesario para la combustión del propio local donde está instalada y expulsa los gases al exterior por un tubo de evacuación que aprovecha el efecto chimenea (tiro natural). Por motivos de seguridad, es muy importante garantizar el tiro de la chimenea para evitar el retroceso de los humos hacia la propia caldera y al interior de la vivienda.

En estas calderas, según sea el sistema de encendido, hay dos tipos de modelos.

Con llama piloto: la llama principal -la del quemador- se enciende gracias a una llama piloto que permanece encendida mientras está conectada la caldera, a la espera de ser utilizada. Aunque la potencia de esta llama es pequeña, del orden de 150 W, por comodidad del usuario está muchas horas encendida y supone un gasto de energía apreciable.

Sin llama piloto: la llama principal se enciende directamente.

               
Caldera abierta de tiro forzado

La combustión se realiza también con el aire del local donde está instalada, pero, a diferencia de las anteriores, los gases se expulsan por medio de un ventilador (tiro forzado) y se conducen al exterior por un conducto específico.

               
Caldera estanca de tiro forzado



Dispone de un ventilador que recoge del exterior el aire que utiliza para la combustión y envía los gases de combustión al exterior. La circulación del aire y de los gases se canaliza a través de dos conductos específicos, uno de aspiración y otro de expulsión
que suelen ser concéntricos.

Esta caldera ofrece una mayor seguridad, puesto que el circuito de combustión no tiene comunicación alguna con la atmósfera del local donde está instalada. Por este motivo, la caldera estanca no tiene limitaciones de ubicación; puede ser tapada u ocultada o, incluso, situarse dentro de un armario.

Por otro lado, permite controlar mejor la combustión al no existir fluctuaciones en la entrada de aire, efecto que redunda en un mayor rendimiento.


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// Características

La gama de potencias es muy amplia, desde 17 a 35 kW, aunque las calderas mixtas con producción instantánea de ACS normalmente se sitúan entre 24 y 28 kW.

El calentamiento instantáneo del ACS requiere una potencia muy elevada que, además, se utiliza durante periodos muy cortos de tiempo, lo que determina un peor rendimiento para este servicio. Esta potencia es muy superior a la que se necesita para calefacción, incluso en viviendas de gran tamaño, por lo cual la potencia del agua caliente es la que condiciona la potencia de la caldera.

Desde el punto de vista energético, son preferibles los sistemas de acumulación, de forma que la caldera pueda trabajar de forma más continuada, con menos potencia y con mejor rendimiento. En la producción por acumulación, es el termostato del depósito de ACS el que enciende la caldera cuando detecta una disminución de la temperatura del agua almacenada.

Existen calderas con depósitos de acumulación integrados en el propio aparato; algunas disponen de unos mínimos volúmenes de acumulación que constituyen una producción semi-instantánea. Cuando las necesidades de agua caliente son muy elevadas, es preferible instalar un depósito exterior alimentado por la caldera.

La regulación de la calefacción se realiza con termostato de ambiente, situado en la habitación más representativa de la vivienda, generalmente la sala de estar. Este termostato puede incorporar prestaciones avanzadas, como distintos niveles de temperatura, programación, etc.

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//Utilización

Las recomendaciones más importantes para el usuario de una instalación de gas son las referentes a seguridad:

Encargar la instalación de la caldera y el mantenimiento de la misma a empresas registradas con carné de instalador y con carné de mantenedor-reparador, respectivamente.
Seguir siempre las normas de seguridad y mantenimiento.
Efectuar a su debido tiempo las revisiones legalmente establecidas (cada cuatro años).
Leer y conservar el manual de uso y entretenimiento del aparato y, en caso de duda, preguntar al instalador cualquier cuestión acerca de las prestaciones y el manejo de la caldera.

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