Los tradicionales radiadores no son la única alternativa
para mantener el calor en invierno. La calefacción radiante consiste en un
moderno sistema que consiste en la
instalación de calefactores bajo el suelo. Es una opción a
considerar cuando se va a realizar una reforma integral en la vivienda.
De entre los variados sistemas de transmisión del calor el
más natural de todos es la transmisión de calor por radiación; de hecho, es la
forma en que el sol calienta la tierra; este sistema es el que utilizan los
suelos radiantes. Se trata de una estructura de tuberías bajo el suelo que
contiene agua caliente; la superficie de calor es mayor y realmente el cuerpo
no llega a sentir ni frío ni calor, sino que se mantiene a su temperatura
natural ( 35ºC ó 36ºC ).
// ¿Cómo funciona la calefacción radiante?
La calefacción radiante aprovecha las ventajas de la
radiación calorífica entre cuerpos. Se puede integrar en el suelo, techo o
paredes, aunque es más efectiva en los dos últimos. Y es que la energía
radiante viaja a través del espacio sin calentar el propio espacio: únicamente
se convierte en calor cuando contacta con una superficie más fría.
El funcionamiento de este sistema se basa en el hecho de que
la totalidad de la superficie se convierte en una superficie radiante a
moderada temperatura, con lo cual el calor se expande rápida y uniformemente
por toda la casa, logrando alcanzar una distribución homogénea. Este hecho
fomenta un equilibrio térmico del organismo en el ambiente. Existen dos
sistemas por folio y por cable.
El aire ambiental (que no absorbe ninguna radiación) se
calienta por contacto y así se consigue generar una temperatura constante
homogénea. Este sistema se basa en el hecho natural de que cuando un cuerpo
tiene una temperatura superior a los objetos que le rodean, tiende a eliminar el
calor que posee en exceso, radiando energía hacia los cuerpos más fríos.
De hecho, un ambiente verdaderamente cómodo es aquel
diseñado para aportar calor a nuestros cuerpos a un ritmo proporcional a
nuestro metabolismo, de forma inteligente y regulada.
// Ahorro asegurado
El suelo radiante dirige el calor al interior del espacio y
reduce o elimina las temperaturas excesivas en las paredes exteriores y los
techos. Esto puede derivar en un ahorro de energía de entre el 10% y el 30% en
viviendas y hasta el 60% o más en tiendas, naves industriales, almacenes,
polideportivos y, en general, en edificaciones de grandes alturas.
Además, la división en zonas múltiples permite aislar los
cuartos sin utilizar y el uso de la masa térmica para el almacenamiento de
calor producido en horas de tarifas bajas permite reducir las facturas
energéticas. Por otra parte, es posible instalar un termostato en cada
habitación; aunque esto aumente los costes de la instalación, se amortiza con
un considerable ahorro de energía.
Otro factor que ayuda a economizar es el ajuste de
termostatos a bajas temperaturas. Y es que cuando la temperatura del aire y la
radiación están equilibradas es posible sentir confort a temperaturas
inferiores.
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